Falda, huanengo y delantal: símbolos de identidad para la mujer Purépecha

Por VozEs

Uno de los elementos más distintivos de la identidad cultural de un pueblo es su vestuario. Más allá del traje de charro y el vestido de China Poblana, ropas con que se suele estereotipar al mexicano, el país es contenedor de una gran diversidad de prendas que distinguen a cada uno de sus grupos indígenas.

Uno de ellos es el traje tradicional de las mujeres Purépechas de la Meseta Tarasca en el estado de Michoacán; ahí, las “guares” (del purépecha Uarhiti) o “señoras”, continúan vistiendo las prendas que definen su cultura y son orgullosas portadoras de la autenticidad del México pre-colombino.

Mujeres con traje típico de la comunidad de Cocucho, Michoacán

Sin embargo, la migración a Estados Unidos ha hecho que estas mujeres cambien sus “naguas” (faldas plisadas de lana) por el pantalón, al menos para ir a trabajar y para adaptarse a las condiciones del nuevo y ajeno lugar. No obstante, el arraigo a su vestuario es latente y a la más breve oportunidad, las mujeres purépechas en Estados Unidos continúan portando con orgullo su traje tradicional, indumentaria que ellas mismas realizan en su tiempo libre.

Margarita Molina, de la comunidad de Cocucho, Michoacán, en charla con VozEs explicó que para ella portar su traje tradicional que consiste de la falda de lana, el huanengo y el delantal con bordados de punto de cruz la remonta a su pueblo, y a pesar de que le fue difícil acostumbrarse a usar pantalón, las ocasiones en las que puede ponerse las “enaguas” (faldas), el rebozo y el delantal, son motivo de orgullo para ella.

“A veces que salimos yo me visto con mi ropa, nosotros no nos avergonzamos, hablamos  nuestro idioma. No me da pena, me gusta andar así, si me dicen India, pues soy  India  no me da pena. Siempre hay alguien que me pregunta que si eso es un disfraz, pero no me ofende, les explicamos que es parte de nuestra tradición y costumbres.” Explica Margarita.

En Cocucho, la familia de Margarita se dedica a la artesanía, las mujeres en específico hacen los huanengos y las cocuchas (ollas de barro tradicionales), allá las mujeres suelen ir a las ferias de los pueblos aledaños y muestran su trabajo; acá en “el otro lado” Margarita se encarga de que esa tradición no muera, y junto con la comunidad Purépecha que radica en el estado de Illinois demuestran que la educación, el progreso y la tradición no son antagónicos.

Mujeres de Cocucho, Michoacán con traje típico de la región.

Los Purépechas comparten su espacio con gente que se les asemeja y es originaria de comunidades aledañas, entre ellos, socializan, protegen y fortalecen sus tradiciones.  En el estado de Illinois, mujeres de comunidades de Cocucho, Tarecuato y Cheranástico  coinciden en su gusto por elaborar las prendas que las identifican como orgullosas mujeres Tarascas.

Ernestina Rodríguez, originaria también de Cocucho, Michoacán, acepta que desde que emigró de su comunidad a los Estados Unidos en el año 2003, se le hizo muy difícil adaptarse a un nuevo país, además de la comida, su pueblo y su gente, extrañaba su falda.

“Aquí la tuve que dejar de usar, hasta que vi que más gente como yo la usaba, me la volví a poner, aunque sea solamente para las fiestas y días especiales, allá en mi pueblo no, uno tiene que usar las naguas todos los días, son más cómodas que el pantalón, pero aquí uno tiene que vestirse diferente.” comenta Ernestina quien está enseñando a bordar la técnica de punto de cruz, con que se hacen las blusas tradicionales y los delantales.

Además de simplemente ser su vestuario habitual, para estas mujeres, el enseñarse a bordar desde muy temprana edad se convirtió en un oficio con el que ayudaban a la economía del hogar, ya que estos bordados no solamente se imprimen en las blusas o delantales, sino también en servilletas para las tortillas que se venden a vecinos de los pueblos aledaños.

“Yo no tuve niñez porque tenía que trabajar, con eso sobrevivíamos, desde muy niñas empezamos a enseñarnos a bordar, yo recuerdo que ahí en mi pueblo había una sola tiendita en la que vendían zapatos, y yo ahí llevaba las servilletas a cambio de un par de zapatos, hacía docenas de servilletas.” recuerda Martina Escamilla quien emigró a EEUU desde hace 19 años.

Aquí en los Estados Unidos, dice Martina, el bordar servilletas no le daría suficiente para subsistir, por eso es que muchas mujeres tienen que buscar un trabajo Full Time para aportar al hogar, no obstante, por el momento debido a que se ha quedado sin trabajo, ha decidido dedicarse a la costura e intentar vender servilletas y blusas acá en “el otro lado”, aunque disfruta más hacerlo por la cantidad de memorias que este arte le trae.

“Cuando yo me pongo mis ropas siento como ganas de escuchar música purépecha:  las pirekuas;  mi vestuario significa alegría, en el corazón nace algo bonito cuando lo traigo, me recuerda a Cheranástico, mis costumbres, cuando me visto así y escucho música siento que una parte de mi está con mis papás, siento que una parte de mi se va con ellos. Ellos me enseñaron a ponerme la ropa típica.” comenta Escamilla.

El vestuario, además de comodidad para estas mujeres es una representación viva de su cultura y su tradición mexicana; su vestuario representa también la alegría, la música y la camaradería entre los inmigrantes purépechas en un país que los acogió pero que no termina de entenderlos y al cual se tienen que adaptar al mismo tiempo que preservan y presumen su bagaje ancestral.

“Representa nuestra cultura, al Purépecha el vestuario lo identifica de todos los demás en México, aquí en Estados Unidos me gusta cuando nos juntamos todos, se siente uno en el pueblo, para bailar uno tiene que traer ese traje, aquí nos hemos encontrado con amigos del pueblo, familiares, y nos juntamos a bailar como lo hacemos allá, con este traje tan bonito que nos identifica”

Consuelo Cayetano, de la comunidad de Tarecuato, Michoacán, quien tiene ya 17 años lejos de su pueblo.

La comunidad Purépecha en el extranjero sigue realizando festivales típicos de la región Michoacana; desde allá, sus familiares les mandan las cosas necesarias para replicar las fiestas, entre los eventos más comunes que se realizan de este lado de la frontera, están la fiesta del Corpus, y las fiestas patronales, pero además, las mujeres aprovechan para mostrar sus atuendos en bautizos, bodas o  cumpleaños.  Este es tan sólo parte de la vasta gama de elementos que conforman la identidad de la cultura Tarasca.

Mujeres de Tarecuato, Michoacán, con traje típico de la región en Chicago Illinois.

Símbolo de alegría

Carlos Zacarías Bautista, escritor originario de la comunidad de Urapicho, explica que en la Meseta Purépecha, el vestuario de la mujer es símbolo de alegría.

Con los colores llamativos ellas manifiestan el gusto por ir a una fiesta y su emoción alegre, son colores chillantes y bonitos que combinan con los listones de sus trenzas y con las flores de sus blusas que representan la relación de la cultura purépecha con la naturaleza.

El rebozo nunca lo deja la mujer porque el rebozo es un emblema de trabajo, cuando se lo faja está mostrando la disposición de trabajar y ayudar al marido.

El delantal denota de igual manera su disposición para el trabajo y cuando este es de lujo significa celebración y adoración a Dios.

¨El hombre se dedica mucho a hablarle a la mujer comparándola con las flores, el hombre respeta a la naturaleza y respeta también a la mujer y el trabajo que aporta en el hogar¨ comenta el escritor.

Mujeres de Cheranástico, Michoacán, con traje típico de la región. Fotografías de Silvia López

Especiales agradecimientos a:

Esmeralda, Gloria, Fabiola y Rosa de la comunidad de Cheranástico. Flora, Margarita y Ernestina de la comunidad de Cocucho; y Maritza Bucio, Angélica Esteban, Consuelo Cayetano, Esther Bernejo, Soledad Ramírez y Ma. Elena Diego de la comunidad de Tarecuato.

Fotografía: Silvia López

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