Por Gabriel Noguez
Estaban cerrando el museo y yo buscaba la salida. Los altavoces en distintos idiomas daban instrucciones cordiales para desalojar pero yo estaba perdido viendo piezas de orígenes e historias muy lejanas.
En mi transcurso encontré una exhibición a medio terminar, la sala estaba sola y en ella yacían esculturas prehispánicas envueltas en plástico. Una fuerte curiosidad me atrajo y entré.
Las piezas eran dioses labrados en piedra envueltos en un material casi translúcido. Saqué mi teléfono y comencé a fotografiar las asfixiantes esculturas.
Me impresionaron mucho las expresiones que bajo el plástico parecían de agonía, luchando para sobrevivir, perdidas, robadas.
Los dos ahora frente del otro compartiendo historias y traumas de nuestra gran migración. ¿Cómo llegamos aquí?