Por Vozes
Un halo de nostalgia coloreada de brillantes rosas mexicanos, naranjas cempasúchil y todos los demás tonos con los que los mexicanos honran y recuerdan la vida de sus ahora difuntos, cubrieron a la ciudad de Charlotte y otros sitios en las carolinas en días pasados.
En VozEs, estuvimos ahí junto a otros inmigrantes en este lado de la frontera, recordando a aquellos en el otro espacio terrenal y espiritual.
Si bien a la celebración le faltaron los aromas naturales de las flores del camposanto y la cera de los cirios prendidos desde el 1o de noviembre; sobraron los colores, los acéntos, historias y risas de nuestros hermanos latinoamericanos, el acompañamiento, y las ganas de mostrar nuestras tradiciones aquí, en este país que tenemos en común.
Comenzamos festejando desde el 30 de Octubre en Nebedaye Farms, ahí el chef mexicano Edwin Cruz organizó una proyección de la película de Coco, un altar de muertos y compartió sus dones culinarios; los niños corrieron, y jugaron entre las plantaciones de algodón y jamaica, mientras que los papás disfrutaron de un chocolatito caliente y un pan de muerto en lo que se preparaba un delicioso pollo asado.
Por su parte Ernesto Hernandez, artivista mexicano radicado en la ciudad de Fort Mill también celebró este día. El evento duró tres días y tuvo lugar en Amor Artis, una cervecería en Main Street. Más Amor, una cerveza mexicana de ámbar fue elaborada de manera especial para este día; también hubo jazz de Café ‘Amaretto y tacos de carnitas que se repartieron entre los invitados, quienes llevaron una foto de sus seres queridos al altar que se hizo.
El día de Muertos se celebra en México desde antes de la llegada de los españoles y el propósito es celebrar la vida de los seres queridos que han fallecido; se les espera desde el 1o de Noviembre y se les recibe con un altar lleno de comida y detalles que buscan ayudarlos y recordarles que de este lado aún viven en nuestros corazones. El festejo sigue hasta el 2 de noviembre.
En México, esos dos primeros días en Noviembre son de asueto, principalmente en el estado de Michoacán; aquí en Estados Unidos no, pero la comunidad inmigrante buscó el espacio y el tiempo para el festejo, y así se demostró también el 7 de noviembre con una gran participación de la comunidad charlotense en Camp North End en el evento organizado por La Coalición Latinoamericana junto a Levine Museum of the New South.
El evento contó con hermosos altares en homenaje a los difuntos, eventos artísticos, juegos, y comida incluyendo el tradicional pan de muertos que regaló Manolo ‘s Bakery a los asistentes. Los niños a su vez tuvieron la oportunidad de decorar las tradicionales calaveritas de azúcar.
En VozEs, tuvimos nuestro altar dedicado a todos aquellos migrantes que perdieron sus sueños en la frontera, a aquellos que no lograron llegar a este lado, y nos esperan en aquel lejano espacio en que ya no existen más fronteras. También hicimos una catrina de papel maché para acompañar el altar, y para recordarnos a los vivos, que está calavera garbancera, nos lleva a todos por igual; no hace distinción entre estatus social, migratorio ni mucho menos discrimina por color de piel.
Hubo más altares, bailes y música regionales, la lectura de una calaverita literaria escrita por Gumaro Manzo, uno de nuestros colaboradores; el cierre de la tarde fue con la rifa de dos guitarras “yucas” de Paracho Michoacán que en VozEs trajimos desde la tierra donde se inspiró la película de Coco y la voz de La Reina del Mariachi.
Al final, todos los participantes recogimos nuestros altares con el colorido papel picado y le quitamos el sombrero a la catrina. Nos guardamos los colores, junto con los recuerdos de nuestros seres queridos y el anhelo de pronto volver a oler el cempasúchil en aquel lado de la frontera.
Fotos @ricomarcelophotography. Evento en Nebedaye Farms