No soy una caja de pasta, pero aún así llevo etiqueta

Por Irlanda Ruíz

Otra vez más, una reunión de Zoom en la vecindad, otra presentación en la que digo: Hola, mi nombre es ___________, vivo en ___________, mis pronombres son ___________ y soy ______________.

En cada reunión, en cada interacción, se supone que debes describirte a ti mismo, decir algo sobre ti, responder ¿por qué estás aquí? En otras palabras, etiquetarte con una o dos palabras, para que los demás puedan identificarte y ponerte en una caja. Y si estoy cansada y enojada, pero cuando llegas a cierta edad tratando de descubrirte a ti misma, el cinismo se ensaña. Con casi cincuenta años, sigo buscando respuestas y me estoy reinventando con mi acento hispano y una cuenta en las redes sociales. 

De regreso a la reunión de Zoom, alguien pregunta: ¿Por qué estás aquí? Bueno, para ser sinceros, fue culpa de mi madre y mi padre, porque me trajeron a este mundo, pero además de eso, estoy donde estoy porque elijo hacerlo. Porque dije que sí o dije que no. Estoy una de las reuniones de zoom, porque me inscribí en el evento. Pero esa no es la respuesta que puedo dar. Tengo que explicar, dar algunas razones, demostrar que me importa, que estoy emocionada de estar allí, pero ¿quién más está emocionado? Después de casi dos años de pandemia, seguimos adelante, y tenemos esperanzas, pero no somos quienes éramos y no mostramos lo que realmente somos. Sólo mostramos la punta del iceberg.

Las presentaciones en las reuniones de Zoom no son fáciles, pero las presentaciones en persona no son muy diferentes. Necesitas decir algo sobre ti mismo. Dices tu nombre, pero necesitas hablar un poco más, y las respuestas varían según el lugar o los eventos. Te etiquetarás a ti mismo y también a los demás. Seamos honestos: no necesitamos ser un producto, para llevar una etiqueta, nuestra existencia es suficiente para que nos clasifiquen y guarden en una repisa. Hay quienes argumentan en contra de las etiquetas y no están equivocados.

Hay que tener cuidado con las etiquetas porque usan palabras para describir y las palabras según su contexto, son armas de destrucción masiva. 

La etiqueta puede ser falsa e incorrecta, pero es la forma de clasificar, organizar, dar sentido a nuestro día a día. Tu etiqueta depende del lugar que eres y con quién estás. Las etiquetas vienen y van, mientras otras permanecen por la eternidad. Las etiquetas también cambiarán, porque la realidad es que todo cambia. Nada se detiene. 

Desde que naces, estás cambiando hasta que te has ido de este lugar. A veces los cambios llegan sin avisar y en otras instancias generamos el cambio. El cambio es la norma, pero es una norma que asusta aún a los más valientes; por lo general los cambios vienen gradualmente, lentamente, toman su tiempo, pero cuando compras un boleto de avión y eliges brincar el charco, el cambio es inmediato; estás siendo desarraigado y adquieres nuevas etiquetas, surgen nuevas interrogantes. 

Una vez más, tienes que responder: soy ciudadano estadounidense, siempre he sido ciudadano estadounidense, nací en un territorio estadounidense, llamado Puerto Rico y me enseñaron inglés en la escuela. También conoces gente nueva, consigues un trabajo nuevo, dejas el nuevo trabajo, alquilas una casa, compras una casa, te unes a nuevas organizaciones y, a regañadientes, sales de tu zona de confort. Expandes tu burbuja, te unes a una nueva tribu y comienzas una nueva vida.

En ocasiones romantizarás tu otra vida, la que quedó atrás, pero sabes que no puedes sobrevivir con recuerdos, canciones patrióticas y etiquetas arraigadas. Y ante nueva vida, una nueva etiqueta habrás de mostrar.

Definitivamente no soy una caja de pasta, pero aun así llevo una etiqueta. Las personas me etiquetarán y yo les devolveré el favor. Ponemos etiquetas en los demás y en nosotros mismos, pero seamos claros, las etiquetas no son nuestras historias. No somos una pegatina con un nombre e ingredientes.

Nuestra historia tal vez incluya reuniones de Zoom, en donde haremos mención de las etiquetas. No obstante, tenemos el poder de rediseñar la etiqueta para cambiar paradigmas, ofender a los santurrones y simplemente dejar la etiqueta en blanco. No es fácil, pero es nuestra prerrogativa.

Cuando rechazas una etiqueta, te levantas contra las reglas de la sociedad, cuando diseñas tus etiquetas y reconoces tu historia, te vuelves poderoso, te conviertes en ti. 

En resumen, soy más que un producto sin gluten, al igual que soy más que una mujer con acento. Soy yo y ser yo es más que una etiqueta.


I am not a box of pasta, but still I got a label

By Irlanda Ruíz

Another Zoom meeting, another introduction: Hello, my name is ___________, I live in__________, my pronouns are ___________ and I am ____________. In every single meeting, in every interaction you are supposed to describe yourself, say something about you, answer why are you here? In other words, label yourself with one or two words, so everyone else can also label you and put you in a box. I know, I am being harsh and angry, but it happens when you are middle age and you are still trying to figure out yourself. I am almost fifty and I am still looking for answers. I am almost fifty and I am reinventing myself with a thick accent and social media account. 

I am back to the Zoom meeting an someone asked: Why are you here? Well to be truthful, it was my mother and father’s fault, because they brought me to this world, but besides that, I am where I am because I choose to. Because I say yes or said no. I am at the zoom meeting, because I register to the event. But that is not what I would respond. I have to explain, to give some reasons, to show that I care, that I am excited to be there, but who is excited anymore? After a year of so much, we keep going, and we are hopeful, but we are not who we were and we do not show what we really are. We only show the tip of the iceberg.

The introductions at Zoom meetings are not easy, but introductions in person are not much different. You need to say something about yourself. You will say your name, but you need to say more, and the answers varies depending on the place or the events. You will label yourself and others as well. You do not need to be a product to have a label, you only need to exist. Some people will argue against labeling and they are not wrong.

You have to be careful with labels because they use words to describe and words could be weapons of mass destruction. 

Labeling can be deceiving and wrong, but is the way to classify, organize, make sense of our circumstances. Depending on where and with who you are, you will be label. Labels come and go and some stay forever and there is no way to peel them off. Labels will also change, because everything changes. Nothing stands stills. Once you are born you are changing until you are gone. Sometimes changes came to our lives, sometimes we seek the change. Change is the norm, but is a scary norm.

Usually changes comes gradually, slowly, takes is time, but when you bought an airplane ticket and choose to jump the puddle, (brincar el charco , meaning that someone moves from Puerto Rico to United States) change is immediately; you are being uprooted and you get new labels, new questions.

Once again, you had to say to someone: I am a US Citizen, I have always been an US citizen, I was born in a USA territory, named Puerto Rico and I was taught English in school. You also meet new people, you get a new job, you left the new job, you rent a home, you buy a home, you join new organizations, and reluctantly you get out of your comfort zone. You expand your bubble, join a new tribe and start a new life. Sometimes you will romanticize your old life, the one left behind, but you know that you cannot survive with memories, patriotic songs and old labels. And with a new life you have a new label to show.

I am definitely not a box of pasta, but I still got a label. People will label me, and I sadly will label people. We put labels in others and in ourselves, but let’s be clear, labels are not are our stories. We are not just a sticker with a name and ingredients. Our story maybe includes some Zoom meetings, that will also be label, but we have the power to redesign the label to change paradigms, to offend the self-righteous and to leave the label in blank. Is not easy, but it is our prerogative. 

When you reject a label, you stand up against society rules, when you design your labels and recognize your story, you become powerful, you become you.

I am not just a gluten free product, just like I am not just a girl with an accent. I am just me and being me is more than a label.


Nacida en Humacao, Puerto Rico, Irlanda escribe poesía, ensayo y cuentos. Forma parte de la Antología de Escritores Pedreños.
En 2015, Irlanda y su familia se mudaron a Port Chester, Nueva York; luego a Bonita Springs, Florida, antes de establecerse en Charlotte, Carolina del Norte.
Tiene una licenciatura en comunicación pública y una maestría en educación de la Universidad de Puerto Rico. También tiene un Juris Doctor de la Facultad de Derecho de la Universidad Interamericana en Puerto Rico.
Se ha desempeñado como Consultora, Asesora Legal, Jueza Administrativa, Gerente de Proyectos, Supervisora, Instructora y Profesora Universitaria.

Irlanda es una de las becarias del Diamente Arts Leadership Institute del 2021-22 y a partir de esta edición, colaboradora en VozEs.

Anuncio publicitario

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.