Con agüeros y tradiciones; la llegada de un  nuevo año

Por Andrea Bredar

Cosa linda, cosa curiosa es seguir con nuestras costumbres  de fin de año, que por locas  que parezcan, nosotros los latinos le guardamos una impecable fidelidad y por qué no decirlo “mucha fe”.

Los agüeros son tradiciones milenarias, la mayoría provienen de Europa y fueron traídas por los españoles tras su colonización.  Es así como llegó el famoso ritual  de las doce uvas que se comían  cuando se escuchaban una a una las campanadas de la iglesia y al llegar la medianoche cada quien pedía  fervorosamente al universo doce deseos para el año que recién empieza tampoco hay que olvidarse de los calzones amarillos “pa’ la buena suerte”, eso, más las doce uvas para pedir tus buenos deseos auguran un año próspero y lleno de abundancia, según estas tradiciones, claro. 

Son numerosos los rituales dependiendo del país de origen y el voz a voz del amigo que jura que le funciona, hace que añadamos más agüeros a la lista de cosas que a algunos puede parecer insólito y bastante cómico. Y es que el que no conozca bien el agüero de las maletas debe soltarse a reír y llamar al loquero al ver que su vecino se desaparece de la reunión para salir con una maleta grande a correr por las calles a media noche; o enterarse que debajo de esos vestidos y pantalones de muchas mujeres hay calzones bien amarillos para atraer dinero o rojos para la pasión, y hay quien asegura por ahí que si se los ponen al revés  es mucho más efectivo, ¡a mi no me consta, pero seguramente a alguien le funcionó! 

Hay quienes tienen tantos agüeros que en un momentico guardan lentejas en sus bolsillos, con una mano cogen la escoba para barrer la casa y sacar la mala vibra y con la otra cogen la maleta para salir corriendo cuadra arriba. Se comen 12 uvas y de paso besan a un simpático desconocido para que les llegue un buen amor el año que entra. ¡Todos al mismo tiempo!

En países como Colombia se crea un muñeco con ropa vieja al que llamamos El Año Viejo. A media noche se quema y con esto se lleva todo lo malo que dejó el año. Se hacen de todos los tamaños aunque generalmente es de tamaño de persona adulta y es uno por familia o entre vecinos y amigos.  

Estrenar ropa ese día es prioridad, significa que llegarán cosas nuevas todo el año. Después de la cuenta regresiva se saludan a los familiares y amigos para seguir con los vecinos, es indispensable tener puesta una buena pinta!

Arreglar la mesa del comedor con  espigas, granos de todo tipo, jarrón con flores amarillas, dinero en efectivo, el pan más grande que hay en la tienda y frutas es símbolo de prosperidad y abundancia. No faltará comida en la mesa en todo el año. Parece  ironía porque en enero viene la dieta y el plato pequeño  para engañar el estómago. 

Quizá lo más sentimental de la noche es esa llamada telefónica con los papás.  Somos generaciones de migrantes, algunos que salieron del pueblo a la ciudad, otros que hemos cruzado países y hasta continentes  y a todos nos  invade esa nostalgia en el corazón a media noche.  De allí la letra de la famosa canción “faltan cinco pa’ las doce, el año va a terminar, me voy corriendo a mi casa a abrazar a mi mamá”.  Es en ese momento donde la razón saca fuerzas y nos hace soñar con volver a ver pronto a nuestros papás. 

Los agüeros terminan siendo una compilación de sueños, de buenos anhelos y cosas bonitas. Quiero creer que es eso en el fondo lo que nos mantiene en pie entre tanta violencia y desigualdad; nos atrevemos a seguir soñando por un mejor futuro. 

Termino mi escrito diciendo que en una de mis doce uvas pediré por ustedes mis queridos lectores.  Feliz año nuevo.

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