Por Irlanda Ruiz-Aguirre
Hoy las hojas del camino,
se tiñen de amarillo, naranja y vino;
se transforman y embellecen
de manera tímida y solemne.
El otoño hace su entrada,
y se luce sin coartada;
tanto en la tarde como la mañana,
en la ciudad, llano y montaña.
Una nueva estación se manifiesta
y con alegría se viste de fiesta.
Deslumbra con su simpleza,
ante su efímera belleza.
Los pétalos se transmutan
en una naturaleza que no se inmuta,
pero que crece y madura
cuando cambia de vestidura.