Por Sorayda Díaz
Cornelio Campos ha ido recopilando experiencias como inmigrante desde que llegó a los Estados Unidos siendo adolescente. Desde los traumas que el viaje conlleva, el dejar su pueblo de Cherán en la sierra michoacana, no poder seguir sus estudios, cruzar ilegalmente, la batalla de no hablar inglés, el trabajo en la agricultura, la cultura tan diferente y el lidiar con una sociedad ajena, han forjado los temas y la brocha para sus piezas que le han merecido muchos y distinguidos reconocimientos.

El artista mexicano comenzó a pintar desde los ocho años en la pérgola municipal de su pueblo con un maestro local que daba talleres de arte a los niños de la localidad. En 1989 llegó a Los Ángeles y eventualmente se mudó a Carolina del Norte, en donde actualmente reside.
“Dejé de pintar por diez años y traté de sobrevivir en diferentes trabajos, mi padre fue albañil, aquí batallé con jardinería, construcción, y cuando nació mi hijo yo hacía insulación de casas, después hice electricidad también”, comenta Campos.
La vida como inmigrante no es fácil, recalca el artista, y lograr hacer lo que finalmente uno sueña requiere de paciencia, mucho trabajo y tenacidad. Sin embargo, trató siempre de acercar su cultura y arte a la comunidad de algún modo u otro, cuando no era con participaciones de un grupo que tenía y representaba la Danza de los Viejitos.
Su pieza «Realidad Norteña» es una obra autobiográfica que condensa la experiencia de muchos otros inmigrantes. Esta pieza la adquirió el Instituto Smithsonian en Washington DC, además, Campos ha hecho trabajos para la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, y trabajado con instituciones como el Museo de Carolina del Norte y Duke University.

Sin embargo, y pese al reconocimiento que el creativo ha realizado por promover el talento y trabajo del inmigrante, se ha topado con críticas y ataques de grupos anti inmigrantes.
“Yo no tenía redes sociales en ese tiempo, pero en esos días comencé a abrir todo y me di cuenta de que me estuvieron atacando y me entristeció porque no podía entender que estuviera viviendo lo máximo que me ha pasado como artista y mexicano; me puso triste ver eso que no les alegrara” recuerda.
Pero «el poder del arte es eso”, dice orgulloso, “provocar y generar discusiones que promuevan un cambio”. Con su estilo, también trata de evidenciar sus raíces purépechas, y mostrar a jóvenes y padres que no pueden regresar a su país, una ventana a esos paisajes, colores y arte de México.
En mayo de este año, el Gobernador Ray Cooper de NC le entregará el “Heritage Award” que otorga el Cónsul de Artes y Ciencias del Estado. Y aunque feliz y orgulloso de sus logros, Cornelio asegura que llegar aquí no ha sido una lucha fácil ni solitaria, en el recorrido lo acompañan sus paisanos, su familia y todo quien lo ha apoyado en su travesía.




Conoce más del artista en: https://corneliocampos.com/