Algo No Cuadra

Por VozEs

Alejandro Armas, creció en el centro del neoliberalismo de los años 90’s en el Ecuador. Estas nuevas medidas económicas impuestas por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional  incluyeron la tarea de atraer a una juventud ecuatoriana a un consumo y un nuevo estilo de vida imitando al de los Estados Unidos. Las pobres producciones nacionales que intentaban imitar este nuevo estilo eran muy malas y en su mayoría sus horarios llenos de telenovelas conservadoras y desabridas y programas de fútbol.

Conoció el mundo norteamericano a través de la televisión de cable, cuando un día una amiga lo invitó a su casa y se enamoró de esta nueva utopía llena de felicidad, pizza deliciosa, y juguetes imaginables que pueden volar en el aire y carros a control remoto que saltan más alto que tú, programas llenos de aventuras, microondas, niñeras encantadoras y juegos de béisbol. 

“Al día siguiente le pedí a mi tía abuela trabajar en su tienda de licuadoras para poder ejecutar mi gran plan: instalar televisión de cable en mi cuarto, al cabo de un mes conseguí el dinero para  88 canales con una oferta ilimitada de programas de los que no entendía muy bien lo que decían, pero no importaba, porque era tan rápido el cambio de imágenes y todos los personajes eran tan fascinantes que no hacía falta entender mucho”.

Al igual que muchos jóvenes en latinoamérica, Alejandro y su familia  estaban enamorados de Mickey, las Tortugas Ninja, Alf… pero el programa que no se perdían era: Los Años Dorados (Golden Girls). 

Sin embargo, a sus cuarenta años y después de vivir más de 17 años en Estados Unidos se da cuenta que su cultura no está representada como merece. 

“En este programa y en la mayoría de programas con los que crecimos viendo en la televisión, estamos representados siempre como el jardinero o el que entrega un envío, o soy el que intenta seducir a una mujer ingenua. El entretenimiento y la diversión de programas y películas norteamericanas nos convirtieron en espectadores de nuestra propia muerte cultural”.

Para Alejandro, existe una batalla entre el estereotipo y la dignidad; entre los que estamos de este lado de la pantalla, consumiendo nuestra propia imagen distorsionada y los que la construyen, y quienes deben señalarnos el camino de regreso a la comunidad donde el individuo recupera el valor de su identidad. 

Estas imágenes recogen algunos estereotipos que percibimos -en la piel- las latinas y latinos cuando nos miran los blancos con quienes vivimos en los Estados Unidos.

“Quiero rastrear de dónde viene esta incomodidad, este desajuste en la imagen, de dónde llegan las ideas racistas que nos retratan con burla, llamándonos criminales, violadores, narcotraficantes u objetos sexuales. A mis cuarenta años me doy cuenta que, en la búsqueda de mi individualidad, he perdido mi colectivo. He crecido embriagado con la fiebre de Hollywood”

Alejandro Armas

Para Alejandro, “algo no cuadra” entre lo que somos y lo que nos dicen ser.

Armas nació en Quito, Ecuador, actualmente radica en Los Ángeles, California.

Conoce mas de su trabajo como fotógrafo en su instagram @westlaportraits

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