El legado inmigrante de Carlos Solís en Georgia: diversidad y arte

Por VozEs


En conversación con el artista venezolano Carlos Solís, quien ha experimentado de primera mano los desafíos y cambios que conlleva ser inmigrante en el ámbito artístico y cultural, nos hemos sumergido en una travesía de relatos desde su llegada a los Estados Unidos en 1990, en la que este creador ha llevado consigo su talento innato, encontrando en Georgia un espacio propicio para materializar su esencia creativa.

El artista relata cómo en su tierra natal, el arte no gozaba del mismo grado de apreciación y cómo la figura del coleccionista se torna escasa. A pesar de haber cultivado un anhelo artístico desde temprana edad, decidió estudiar administración de empresas, siendo a través de su esposa que emergió la idea de emigrar a los Estados Unidos. Fue en este nuevo horizonte que encontró la oportunidad de explorar el arte, no obstante, no escapó al estigma asociado con vivir del mismo. 

Sin embargo, su pasión y curiosidad lo condujeron a adentrarse en el mundo del diseño gráfico e ilustración, para luego sumergirse en el fascinante universo del surrealismo, un género que siempre le había fascinado.

El surrealismo, aunque atractivo para el artista, no siempre fue comprendido ni aceptado por todos. Además, pudo percibir la escasa presencia y reconocimiento del arte latinoamericano en ese momento.

Los estereotipos y la imagen negativa proyectada por los medios de comunicación sobre los latinos también afectaron su experiencia como inmigrante. Sin embargo, lejos de dejarse desalentar, decidió establecer el grupo de artistas latinos llamado “Contrapunto”, con el noble objetivo de exhibir la diversidad y la riqueza del arte latinoamericano. Con el paso del tiempo, este colectivo ha crecido en número y diversidad, congregando a talentos de distintas nacionalidades, como Nicaragua, Perú, México y Venezuela.

A lo largo de los años, el artista ha sido testigo de los cambios acaecidos en el mundo artístico y cultural. Si bien reconoce que aún persisten obstáculos, destaca la mejora palpable en la actividad artística en Georgia en contraste con su país de origen. Menciona incluso un incidente en el cual una de sus propuestas fue inicialmente rechazada por un museo debido a su origen latino, aunque posteriormente fue reconsiderada gracias a las conexiones y colaboraciones con otros artistas.

La obra de este artista surrealista se caracteriza por la manifestación de sueños y visiones en lienzos, donde se entrelazan influencias culturales diversas y se abordan temáticas relacionadas con la justicia social, la política y la religión. Su propósito consiste en tender puentes a través del arte, generando diálogos y provocando transformaciones en la sociedad.

“Hay una parte de mi cerebro que habla, y eso se solidifica en mi obra, yo viniendo de Latinoamérica, por supuesto que eso se manifiesta a través de imágenes, hay muchos trabajos míos que hablan de justicia social, de política, de religión; es de todo un poco.”

Carlos Solís

A pesar de su trayectoria artística personal, este creador dedica su tiempo y esfuerzo a abrir puertas para otros artistas, en especial para aquellos que se encuentran dando sus primeros pasos. Su labor no se limita únicamente a su propia obra, sino que se expande hacia el impulso y la promoción de la comunidad artística latina en Georgia.

A través de su historia y su arte, este artista inmigrante ejemplifica la importancia de la perseverancia, la superación de obstáculos y la creación de espacios inclusivos en el mundo del arte y la cultura. Su presencia y contribuciones ilustran un viaje que trasciende fronteras geográficas, promoviendo la diversidad y enriqueciendo la esencia misma de la experiencia humana.

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